Se dice que la tradición viene del Siglo XVI, durante el reinado de Felipe II. Durante la cuaresma para evitar las tentaciones se recogía a todas las prostitutas de la ciudad de Salamanca y un cura, llamado por ello “padre putas”, las cruzaba el río. Las recluían allí durante ese periodo del año según una ordenanza de la época. Pasada la Semana Santa, el siguiente lunes, en el lunes de aguas, se las
devolvía a la ciudad cruzando de nuevo el río con barcas decoradas y adornadas con ramos y ramas de los árboles (el término de rameras viene de estos símbolos que desde finales de la edad media se utilizaban para indicar los puntos donde se ejercía la profesión más antigua del mundo) y con gran regocijo de la población masculina salamantina que las recibía con una gran fiesta en la que se degustaban hornazos, buen vino y se ofrecían bailes. Desde entonces las orillas del río Tormes son testigos de cómo los salmantinos siguen celebrándolo con esa delicia que es el hornazo.
El hornazo es una especie de
empanada rellena con lo mejor de la tierra salmantina, es decir, embutidos.
Aunque es un producto que ya se encuentra durante todo el año, lo típico es
degustarlo el lunes de aguas, en el campo, en compañía de familiares y amigos.
INGREDIENTES:
500 gr. de harina de fuerza
100 gr. de manteca de cerdo a temperatura ambiente
20 gr. de levadura fresca
250 ml. de agua templada
Una cucharadita de sal
100 gr. de lomo adobado de cerdo
100 gr. de panceta adobada de cerdo
100 gr. de chorizo
(los que puedan, huevo cocido)
Un poco de leche para pincelar y que dore la masa
Empezamos haciendo la masa de arranque, diluyendo la levadura
en 100 ml de agua templada, y a continuación se lo añadimos a 100 gr. de
harina. Mezclamos bien.
Dejamos la masa resultante tapada, en un lugar cálido donde no haya corrientes de aire, y hasta que ésta haya doblado su volumen.
Mezclamos el resto de la harina
con la sal y hacemos un volcán. A éste agregamos
la manteca y un poco de agua. Amasamos, a mano o con la panificadora, y cuándo
la manteca esté totalmente integrada, añadimos la masa de arranque y poco a
poco el resto de agua hasta obtener una masa elástica.
La dejamos reposar, tapada con un trapo seco hasta que la masa doble su volumen (al menos una hora).
Cuándo la masa haya doblado su volumen la dividimos en dos
porciones y estiramos una de ellas con el rodillo poniéndola en la bandeja del
horno sobre papel para hornear.
Cubrimos con la carne, la panceta y el embutido. Yo aquí pasé primero un poco por la sartén la panceta adobada, para que soltara la grasa, pero esto es a gusto. Lo demás lo puse en crudo porque no me gusta que quede luego la carne muy hecha, pero como digo, esto es a gusto del consumidor!!
Estiramos
la otra mitad de la masa, poniéndola encima y sellando ambas masas. Con un
poquito de masa sobrante decoramos el hornazo con tiras, alguna forma que nos
guste, con iniciales... Dejamos reposar nuevamente hasta que doble nuevamente
su volumen (más o menos otra hora).
Pintamos con leche por encima (los que puedan, huevo, queda mucho más bonito, jeje) y
pinchamos la masa con un tenedor para que no se nos infle el hornazo.
Se hornea una media hora o hasta
que veamos que está doradito o cuando pinchemos con un pincho y veamos que éste
sale limpio de masa.
Espero que os guste!!
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